lunes, 15 de febrero de 2010

Pedir perdón

“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda”. (Mateo 5:23-24)

Me da la impresión que cuando hablamos del perdón nos enfocamos en el deber de perdonar, y esto está bien; sin embargo es necesario también reflexionar sobre la necesidad de examinarnos y pedir perdón.

Las Sagradas Escrituras nos enseñan que si no perdonamos, el Señor no nos perdonará a nosotros… enorme motivo para practicar el perdón, que a veces solo nos es posible – me consta – pidiéndole ayuda al Señor.

Por otra parte, encontramos en la Biblia que Dios no recibirá nuestra ofrenda (y no solo se refiere a la ofrenda material) si un hermano tiene algo contra nosotros y no hemos buscado una reconciliación. El Señor nos insta en su Palabra a estar en paz con todos en cuanto dependa de nosotros (Romanos 12:18).

Es probable que descuidemos el considerar que alguien tenga algo contra nosotros porque nos centramos en lo que nosotros podamos tener contra los demás. Pero como creyentes estamos llamados y capacitados para actuar en el espíritu y no en la carne, para ser luz y vivir en amor, con la ayuda de nuestro salvador.

Una práctica saludable (vital, realmente) desde el punto de vista espiritual es examinarnos a nosotros mismos, y si nuestra conciencia nos reprende, actuar en consecuencia. No evadas tu responsabilidad, no dejes que tu conciencia se adormezca… examínate y si sabes que alguien tiene algo contra ti, que le has hecho daño (pequeño o grande), debes buscarle y pedirle perdón; a veces hará falta hacer restitución (recordemos a Zaqueo, en Lucas 19:8: “si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado”).

La limpieza y la bendición no vienen por sentir remordimientos, sino por un genuino arrepentimiento que siempre trae como consecuencia el cambio, el apartarse de lo que se estaba haciendo mal.

Recordemos que la Palabra es, entre muchas otras cosas maravillosas, una especie de espejo que nos muestra si andamos bien o no. Pues mirémonos todos los días en ese espejo de vida y andemos como es digno.

“…Con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal” (Proverbios 16:6)

“Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová (Proverbios 22:4)


¡Que el Señor te bendiga!

Mayte Alayón, San Antonio de los Altos, 15/02/2010

2 comentarios:

  1. Para perdonar hay que primero convencerse de pelear contra su propia naturaleza egoista.

    eso, pienso y he aprendido hace poco.

    qu estes muy bien, bendiciones

    Au revoir, bye, Adios & Adio

    ResponderEliminar
  2. Gracias por pasar por aquí! En la batalla con el egoísmo no estamos solos, tenemos a Jesús, el vencedor, de nuestro lado. ¡Que bueno!
    ¡Que el Señor te bendiga abundantemente!

    ResponderEliminar