Sea cuales sean las circunstancias en las que te encuentres, mientras vivas habrá la posibilidad de que le abras la puerta a la esperanza.
Aunque en el mundo sobren los que ofrecen vanas ilusiones, solamente el Creador del Universo, el Todopoderoso es lo suficientemente digno de confianza de ofrecerte las promesas de un futuro y un mañana de paz, de bendiciones, de vida abundante.
Para ello, se hizo hombre y nació entre nosotros, enseñando palabras de vida eterna y confirmando con señales sobrenaturales que es aquél por quien todas las cosas subsisten. El, Jesús de Nazaret, el fiel y verdadero, el alfa y omega, principio y fin, dio su vida para que nosotros pudiésemos acceder a una vida abundante aquí en la tierra y luego, a la vida eterna.
El ofrece paz, gozo, respuesta a nuestras oraciones, manifestarse a nuestras vidas, llenarnos de su amor, de su paz. Solo debes abrirle la puerta, decirle que lo recibes en tu corazón, comenzar a conocerle más a través de la oración (sencillamente hablar con El) y la lectura de su Palabra (la Biblia), con la seguridad que serás recompensado.
Abrirle la puerta a Jesús es abrirle la puerta a la esperanza.
Mayte Alayón, Tenerife, Noviembre 2008
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