Leer y meditar la Palabra de Dios (la Biblia) para obedecerla no sólo es una práctica indispensable si queremos acercarnos más a Dios, es además un mandato que viene ligado a una enorme promesa: “harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1:8), y sabemos que Dios cumple lo que promete.
Necesitarás tener a la mano, además de tu Biblia, un cuaderno y un diccionario del español y/o un diccionario de sinónimos. Es recomendable que te hagas un plan de lecturas para que sepas de antemano cada día que texto bíblico vas a tomar. A continuación te explico los pasos de este maravilloso método de estudio de la Palabra:
Paso 4: Aplicación
Una vez parafraseado todo el texto bíblico, es el momento de considerar nuestro andar diario a la luz de esta Palabra: si tenemos alguna debilidad, si estamos siendo tentados a desobedecerla, si de hecho es algo que no estamos obedeciendo; si hay una promesa de la que nos podemos apropiar para la situación que estamos viviendo. Se trata de aplicar este consejo bíblico en nuestra relación con el Señor en la familia, con nuestras amistades y hermanos, en nuestro trabajo. Esto también debemos escribirlo en nuestro cuaderno.
Paso 5: Compromiso y decisión
En Santiago 1:22-25 se nos insta a ser “hacedores de la Palabra y no tan solo oidores, engañándoos a vosotros mismos. Más el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace” En los pasos 1 al 4 hemos “mirado atentamente en la perfecta ley”, el paso 5 nos ayudará a “perseverar en ella”. En este punto debemos preguntarnos delante del Señor qué decisiones debemos tomar, qué cambios debemos hacer para obedecer a Dios en la Palabra estudiada, y comprometernos a llevarlo a cabo. Toma nota de estas decisiones en tu cuaderno, para que luego las repases y las tengas presente. Este compromiso con Dios lo cumpliremos con su ayuda, si tenemos la disposición en nuestro corazón de hacerlo. No olvides la tremenda bendición que esto traerá a tu vida.
Hay varias maneras de acercarnos a la meditación y estudio de las Sagradas Escrituras, en esta oportunidad quiero compartir contigo una que ha sido de mucha bendición para mí: el método devocional.
A través del método devocional podremos meditar en la Palabra de nuestro Señor, dejando escritas nuestras reflexiones, lo que el Espíritu Santo nos ha ministrado.
Necesitarás tener a la mano, además de tu Biblia, un cuaderno y un diccionario del español y/o un diccionario de sinónimos. Es recomendable que te hagas un plan de lecturas para que sepas de antemano cada día que texto bíblico vas a tomar. A continuación te explico los pasos de este maravilloso método de estudio de la Palabra:
Paso 1: Orar
Debemos iniciar nuestra meditación en la Palabra con oración, para que el Espíritu Santo nos guíe a toda verdad, para que el Señor trate con nuestras vidas, para que ilumine nuestro entendimiento y derrame su bendición durante ese tiempo devocional.
Debemos iniciar nuestra meditación en la Palabra con oración, para que el Espíritu Santo nos guíe a toda verdad, para que el Señor trate con nuestras vidas, para que ilumine nuestro entendimiento y derrame su bendición durante ese tiempo devocional.
Paso 2: Leer el texto bíblico escogido
Para tener una comprensión global del texto (puedes escoger un capítulo, unos seis a diez versículos de cualquier libro de la Biblia) es bueno leerlo completo unas dos o tres veces.
Para tener una comprensión global del texto (puedes escoger un capítulo, unos seis a diez versículos de cualquier libro de la Biblia) es bueno leerlo completo unas dos o tres veces.
Paso 3: Parafrasear el texto
Toma el cuaderno y comienza a “traducir” cada versículo y/o frase cambiando las palabras del texto para ponerlo en nuestras propias palabras, cuidando que mantenga su significado original. Al realizar esto experimentaremos cómo un texto que hemos leído de pasada muchas veces se presenta delante nosotros con claridad.
Toma el cuaderno y comienza a “traducir” cada versículo y/o frase cambiando las palabras del texto para ponerlo en nuestras propias palabras, cuidando que mantenga su significado original. Al realizar esto experimentaremos cómo un texto que hemos leído de pasada muchas veces se presenta delante nosotros con claridad.
Paso 4: Aplicación
Una vez parafraseado todo el texto bíblico, es el momento de considerar nuestro andar diario a la luz de esta Palabra: si tenemos alguna debilidad, si estamos siendo tentados a desobedecerla, si de hecho es algo que no estamos obedeciendo; si hay una promesa de la que nos podemos apropiar para la situación que estamos viviendo. Se trata de aplicar este consejo bíblico en nuestra relación con el Señor en la familia, con nuestras amistades y hermanos, en nuestro trabajo. Esto también debemos escribirlo en nuestro cuaderno.
Paso 5: Compromiso y decisión
En Santiago 1:22-25 se nos insta a ser “hacedores de la Palabra y no tan solo oidores, engañándoos a vosotros mismos. Más el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace” En los pasos 1 al 4 hemos “mirado atentamente en la perfecta ley”, el paso 5 nos ayudará a “perseverar en ella”. En este punto debemos preguntarnos delante del Señor qué decisiones debemos tomar, qué cambios debemos hacer para obedecer a Dios en la Palabra estudiada, y comprometernos a llevarlo a cabo. Toma nota de estas decisiones en tu cuaderno, para que luego las repases y las tengas presente. Este compromiso con Dios lo cumpliremos con su ayuda, si tenemos la disposición en nuestro corazón de hacerlo. No olvides la tremenda bendición que esto traerá a tu vida.
Mayte Alayón, San Antonio de los Altos, Julio 2009
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